sábado, 28 de marzo de 2009

Ascensión al Pico Nevero

Hoy hemos disfrutado de una inolvidable jornada de montaña ascendiendo a la cumbre de El Nevero, que con 2.209 mts de altitud se constituye como una de las cimas más bellas y representativas del sistema de los Montes Carpetanos.
Este Sábado, 28 de Marzo de 2009, he llegado en compañía de Pepe (ppcampillo), Antonio (Cherokee) y Miko en torno a las 9:15h al Puerto de Navafría, lugar desde donde hemos comenzado una excepcional ruta circular al Pico Nevero.

Hemos efectuado el ascenso por la vertiente norte del pico, lado segoviano, tomando el llamado Camino de Navalcollado, actualmente utilizado como pista de esquí de fondo.

Esta pista, ancha y en buen estado, discurre ascendiendo progresivamente y de manera muy moderada. Por tratarse de cara norte, y dada la bonanza de precipitaciones que nos ha traído el año, tras ascender muy pocos metros empezamos a encontrarnos capas de nieve que ya nos acompañarían en todo momento hasta la cima.Muy pronto alcanzamos el Mirador de Navalcollado donde nos detuvimos a disfrutar brevemente de las bonitas espectaculares vistas a estos frondosos pinares serranos.
Poco más adelante llegamos a una encrucijada de caminos donde tomamos el que sale más a la izquierda, que gira con contundencia y en forma de horquilla hacia el sur para empezar a afrontar la parte más dura de la subida.

Coronamos los 1882 mts de altitud el Cerro de los Colladillos, dándonos ahora el camino un muy breve respiro antes de continuar con la pendiente ascendente.

Estamos empezando la parte más dura de la subida, superando ya los 1.900 mts de altitud, por lo cual cada cual vamos cogiendo el ritmo que a cada uno nos permite ascender con mayor comodidad, evitando perdernos de vista.

Al superar la cota de 2.000 mts, el pinar desaparece y nos encontramos con una pista bien marcada que sigue ascendiendo con pendiente un poco más moderada, por una zona muy pelada, hasta terminar incorporándose al cordal principal.
En este tramo se empieza a disfrutar de excepcionales vistas ya hacia las cumbres que forman esta cuerda de los montes carpetanos, cuando así nos lo permiten las nubes que van pasando de forma dispersa a ras de las mismas.
Al superar la cota de 2.100 mts el monte se pela completamente, desaparece toda la vegetación. Ya nos alcanzan algunos bancos de niebla, la temperatura desciende notablemente y volvemos a buscar cada uno un ritmo cómodo de subida.
Pronto nos encontramos con los restos de las posiciones de fortines y trincheras de la Guerra Civil, cuyos restos aún se conservan, indicándonos la presencia inminente de la cumbre.
Superamos los 2.200 mts de altitud y ya vemos aparecer el vértice geodésico que nos marca la cumbre del pico Nevero, con sus 2.209 mts.
Mientras nos acercamos al vértice vamos dejando a nuestra izquierda la llamadas Hoyas de la Pinilla, unos pequeños circos de origen glaciar donde se acumulan enormes masas de nieve, asomándose a modo de peligroso balcón al Valle del Lozoya, y dando origen a unos precipicios con una caída prácticamente vertical de varios centenares de metros.
Una estampa de alta montaña tan bella como peligrosa.
Muy cerca del vértice se concentran los restos de la posición Nevero 1, una conjunto de infraestructuras militares que el bando Nacional estableció aquí durante la Guerra Civil, y que actualmente se encuentran en absoluto estado de ruina.
Aprovechamos estos restos para refugiarnos del viento y reponer fuerzas para iniciar la bajada.

No tardamos mucho tiempo en ponernos en marcha, ya que una intensa niebla comenzó a cubrirlo todo, y la temperatura comenzó a bajar notablemente, hasta el punto que pudimos apreciar como el pelo, cejas y pestañas se nos cubrían de escarcha.
El Nevero, hizo honor a su nombre, y nos sometió a sus rigores, a pesar de lo avanzada ya de la estación. Iniciamos el descenso buscando ahora la vertiente sur de la montaña (lado madrileño).
La niebla se estaba haciendo cada vez más densa y nuestro radio de visibilidad era más reducido. El efecto se multiplico al atravesar una pala de nieve, donde la niebla junto al suelo nevado nos sumió en las tinieblas, hasta tal punto que incluso perdíamos contacto visual entre nosotros si nos separábamos más de 8 o 10 metros.
Durante un buen tramo caminamos siguiendo tan sólo las indicaciones del GPS, sin ninguna referencia visual, y confiando que el track que teníamos precargado no nos deparara ninguna sorpresa. La presencia a muy pocos metros de los precipicios nos inquietaba un poco. Se trató de una situación muy emocionante, en la que si no hubiéramos llevado GPS se podría haber convertido en angustiosa.
Perdimos rápidamente cota dirigiéndonos hacia el sur y pronto encontramos el final de la pala de nieve. Así mismo la niebla empezó a levantar y pronto encontramos una vereda muy bien marcada que nos indicaba el camino a seguir, habiendo dejado atrás la parte más peligrosa de la bajada.
A pesar de tratarse de cara sur, todavía quedaban algunas palas de nieve bastante espesas en este lado.
Concretamente en cota de unos 2.100mts encontramos una inmensa pala de nieve que impedía completamente el paso por la senda en dirección Este.
Afortunadamente en este mismo punto se desdoblaba también hacia el Oeste para formar otro enorme zig-zag de bajada.
Pronto se hizo visible el Mirador de La Peña del Cuervo, que hoy con las nubes bajas presentaba un aspecto espectacular.

Dado que el terreno resultaba propicio, decidimos atrochar hacia esta peña abandonando la senda principal, alcanzándola sin mayores problemas tras bajar por una pendiente en contundente descenso.
Este lugar, emplazado a unos 1.950mts de altura, permite disfrutar de unas vistas absolutamente únicas y fascinantes al Valle del Lozoya y cara norte de Cuerda Larga.
Disfrutamos durante unos momentos del lugar y continuamos bajando, esta vez sin más remedio esta vez que atravesar una gruesa pala de nieve donde en alguna ocasión nos hundimos hasta casi la cadera.
Seguimos bajando siguiendo el cauce de un bonito arroyo y por unos momentos perdimos la senda principal, y anduvimos enriscados entre jaras, piornos y pinos, siguiendo las indicaciones del GPS durante 200 o 300 metros hasta volver a retomarla.
Ya sólo nos quedó seguir dicha vereda, atravesando algunas capas de nieve, que nos mostraban la virulencia de los temporales que han debido caer en esta zona, por la presencia de pinos caídos, doblados y arrastrados por el deslizamiento de la nieve por estas laderas. La senda nos dejó con comodidad en el Puerto de Navafría, algo más de 4 horas después de haber comenzado la ruta.
Una ruta absolutamente inolvidable por su belleza y por la intensidad de los momentos que nos hizo vivir.

Ficha técnica de la ruta y descarga de track en Wikiloc: