Siempre me ha atraído poderosamente el singular atractivo de los parajes que podemos observar recorriendo las tierras de Segovia por la carretera N-110. En este Sábado, 17 de Enero de 2009, hemos dedicado el día a disfrutar de estos lugares, si cabe hoy aún más bellos por el efecto de las últimas nevadas, que han dejado los campos cubiertos de un blanco infrecuente y peculiar.
Llegamos en torno a las 9:30h a Somosierra como punto de inicio de una interesante jornada de Geocaching por tierras segovianas, en compañía de Hagall y vxon_kitt.
Nuestro primer objetivo estaba localizado en la Iglesia de Nuestra Señora de Las Nieves, nombre que venía muy bien al caso, dada la intensa nevada caída en la localidad en los últimos días, y los densos mantos blancos que cubrían las inmediaciones de la parroquia.
Iniciamos la búsqueda bajo un intenso frío examinando los lugares que nos parecieron más evidentes sin éxito, pero viendo que había otras zonas candidatas cubiertas por densas capas de nieve y hielo, preferimos dejar la búsqueda para otro mejor momento, y nos dirigimos a la cercana cascada de Somosierra, un espectacular salto de agua que puede observarse a la derecha de la A1 nada más cruzar el túnel del Puerto de Somosierra.
Efectuamos la aproximación en coche por la antigua carretera N-I, no sin ciertos reparos ya que se encontraba completamente abandonada por las máquinas quitanieves, y en algunas zonas pudimos observar capas de más de 40cm de espesor.
Viendo durante los primeros metros que el Sorento se sentía relativamente cómodo desplazándose sobre estas crudas condiciones (al menos bajando), nos acercamos hasta el comienzo de ruta a pie divirtiéndonos un poco haciendo experimentos sobre el efecto del ABS en la frenada con las condiciones de adherencia que teníamos (5-6% desnivel de bajada con zonas de densas capas de nieve virgen y otros tramos con finas capas nieve sobre hielo). La conclusión es que se comportó de manera bastante efectiva, por cierto.
Iniciamos la ruta pie en dirección a la cascada. Huelga decir que el corto pero precioso trayecto lo hicimos pisando nieve virgen, disfrutando muchísimo del privilegiado entorno natural, más aún aderezado por la presencia del blanco elemento. Con mayores o menores dificultades para avanzar, llegamos a las inmediaciones de la base de la cascada, que presentaba un aspecto espectacular con la nieve y los témpanos de hielo que colgaban entre las rocas. Observamos que desde este punto nos faltaban en torno a 50 metros para alcanzar el cache, pero implicaba una trepada por una vía de contundente desnivel, y la nieve y el hielo cubrían los accesos más evidentes. Así pues, decidimos no arriesgar y dejar el cache para una mejor ocasión.
El retorno también nos deparó momentos divertidos de conducción. Esta vez probamos el efecto de la transmisión (4x2 ó 4x4) llegando a la conclusión de que en estas condiciones (ahora 5-6% de subida) con neumático AT (30% Campo, bastante usado) una tracción 4x2 es totalmente inoperante, y una tracción 4x4 con bloqueo central sólo es efectiva con inercia, en cuyo caso una vez en marcha no hay problemas para dominar el vehículo, y sólo podemos encontrar algún problema para salir desde parado. No obstante para darle un poco de emoción al asunto engranamos la 4x2 en los últimos metros de ascensión al puerto culminando la subida entre patinajes, deslizamientos, medios trompos y contravolantes, demostrando no tanto que el Sorento es una máquina (cosa que ya lo sabe todo el mundo), sino la exquisita pericia de su conductor.
Tras visitar la cascada de Somosierra decidimos afrontar los caches de la zona Riaza, empezando por el ubicado en la antigua estación de ferrocarril de la localidad, hoy abandonada y fuera de servicio, disfrutando de un bonito viaje entre campos y paisajes completamente cubiertos de nieve.
Después pusimos rumbo a un interesante cache ubicado en un bonito robledal cercano a Riaza, al cual es aconsejable llegar dando un paseo desde una pista que parte de la localidad. Pero dadas las duras condiciones de nieve en las que se encontraba toda la zona de Riaza decidimos efectuar la aproximación desde la carretera de La Pinilla. Aún así la importante presencia de nieve nos dió algún que otro problema para encontrar el punto de acceso, junto a una explanada que suponemos serviría de aparcamiento, ya que el espesor de la nieve nos impedía apreciar bien tanto sus puntos de accesos habituales como la composición del suelo.
Disfrutamos de un corto pero muy bonito paseo por estos robledales, caminando por pistas completamente cubiertas por densas capas de nieve, por las que en algunos tramos incluso se hacía dificultoso el avance.
Finalmente llegamos a la zona del cache, donde obviamente, en estas condiciones, la foto spoiler poco pudo ayudar. El paraje es de una belleza absolutamente espectacular, y más con la nevada. Desde aquí damos la gracias a nuestro amigo Rafa (R_Omega en EcoDX) por darnos a conocer tan singular lugar.
Quizás la única experiencia que podría superar la visita al robledal de Riaza habría de ser la visita al cercano Hayedo de La Pedrosa. Así pues tomamos la carretera del Puerto de La Quesera y avanzamos por estas laderas completamente cubiertas por el blanco de la nieve, pudiendo apreciar incluso el Embalse de Riaza completamente congelado en toda su extensión, presentando todo el entorno un aspecto glaciar.
Aparcamos a duras penas a un lado de la carretera ya que las cunetas presentaban capas de más de 20 cms de nieve, e iniciamos la marcha a pie hacia el caché, del que nos separaban unos 100 metros, ascendiendo por una ladera de contundente desnivel y que presentaba zonas de más de medio metro de espesor.
Así pues cada cual tuvo que cubrir esos 100 metros como mejor pudo, y en todo caso disfrutando de una inolvidable experiencia de Xtremecaching. De nuevo el paraje nos pareció increíblemente bello por el aliciente de observar unas hayas retorcidas y cubiertas de musgo de cuento de hadas, con el toque adicional de la nieve.
Tras visitar los caches del entorno de Riaza nos dirigimos al Oeste de la A-1 para proseguir con la búsqueda en este tramo de la N-110, que siempre me ha parecido de una belleza extraordinaria, empezando por este cache sito en las inmediaciones de la Cueva de los Enebralejos en Prádena, al cual accedimos sin mayores problemas entre prados cubiertos de nieve y disfrutando de unas bonitas vistas.
Finalizada la visita a Prádena nos dirigimos a visitar el Torrejil de Gallegos, realmente una impresionante y ancestral edificación que majestuosamente se eleva desde un pequeño cerro haciéndose visible desde la carretera.
Accedimos sin problemas aparcando junto a una verja que da acceso al torreón, y lo encontramos gracias al uso de la foto spoiler. También disfrutamos de unas impresionantes vistas desde este lugar, y retomamos el coche para dirigirnos a nuestro siguiente destino, Pedraza.
Llegamos a la localidad de Pedraza accediendo desde la pequeña población de Galíndez, y tras aparcar en el concurrido parking, como es habitual encontrarlo, nos dirigimos al torreón donde se hallaba el cache al cual accedimos sin grandes problemas.
Siempre es un placer pasear por las calles de esta bonita localidad.
Terminamos la jornada de hoy visitando la bonita Ermita románica de Nuestra Señora de La Vega, sita al lado de la carretera que une la localidad de Lavelilla con la N-110. Se trata de una edificación de profunda belleza con trabajados y exquisitos canecillos, capiteles e impresionantes arquivoltas en la entrada principal. Aprovechamos para reponer fuerzas en este bello entorno para comenzar el viaje de vuelta a Madrid.
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