Quizás sorprenda averiguar que tras el modesto nombre de la ciudad de Cáceres podamos descubrir el tercer conjunto monumental mejor preservado de Europa, tras las ciudades de Venecia y Tallin. No en vano la ciudad obstenta la calificación de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986.
Cuando el visitante asoma la mirada a la espléndida Plaza mayor de la localidad se percibe el carácter auténtico, tradicional y la grandeza que esconde la ciudad vestida bajo un recatado velo de modestia.
Subiendo unas escalinadas que casi pasan desapercibidas en el flanco de la Plaza, llegaremos hasta el Arco de la Estrella, puerta principal del recinto amurallado desde el s.XV, y de arquitectura muy peculiar por su orientación oblícua para facilitar el paso de carruajes.
Atravesando el Arco de la Estrella nos adentrarernos en el recinto histórico de la ciudad, lo que supone disfrutar de un viaje en el tiempo desde la Edad Media al Renacimiento a medida que recorremos los numerosos Palacios, Torres y Templos que configuran estas ancestrales piedras.
La Concatedral de Santa María, el Palacio de las Veletas (Museo provincial de Cáceres), los palacios de los Golfines (de Arriba y Abajo), la Casa del Sol, la Torre de Bujaco o La Iglesia de San Jorge son algunos de sus monumentos más bellos y admirables.
Y sin lugar a dudas uno de los enclaves más curiosos e interesantes que esconde la ciudad en sus entrañas es el Algibe Hispano-Arabe ubicado en el subsuelo del Palacio de las Veletas, que aún acopia agua, una obra arquitectónica única, tanto por sus expectaculares dimensiones como por la singularidad del conjunto de columnas de heterogéneos estilos que lo sustenta.
En resumen, Cáceres es una ciudad sorprendente que no deja indiferente al visitante, cuya belleza y carácter histórico la convierte en uno de los enclaves de mayor interés de toda nuestra geografía.
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