domingo, 9 de marzo de 2008

Descubriendo parajes recónditos y desconocidos de los Montes de Toledo.

Los Montes de Toledo presentan una alternativa, generalmente desconocida pero no menos recomendable al clásico senderismo guadarrameño. Las Sierras de Los Yébenes o del Castañar nos brindan rincones de naturaleza virgen y casi salvaje donde las manadas corzos, ciervos y muflones se abren paso con inusitado ímpetu desde las bellas dehesas del piedemonte serrano hasta los más altos riscos que coronan estas redondas y romas alturas.
Con la rigurosa puntualidad que caracteriza a los que entusiásticamente están dispuestos a darse un gran madrugón con el fin único de dar un gran paseo por el monte, a eso de las 8:00h de este Domingo 9 de Marzo de 2008, ya nos hallábamos presentes en el punto habitual de reunión, el Hostal la Perdiz, en Sonseca (Toledo), casi todos los convocados a esta bonita excursión organizada por el club de senderismo Torozo.

Rondábamos el número de 30 personas, llegados desde muchas partes de la provincia de Toledo y también desde Madrid; no en vano este tipo de excursiones despierta gran interés y expectación, ya que no existen muchas oportunidades de las que tomar provecho, debido fundamentalmente a las dificultades que presenta el acceso a estos montes, que exige un exquisito conocimiento del terreno para desenvolverse adecuadamente entre la intrincada maraña de caminos, la mayoría de ellos privados, y otros que aún siendo caminos públicos, están actualmente en litigio por atravesar fincas privadas de gran interés cinegético, y de cuyo paso es muy celosa la propiedad, desplegando a tal efecto grandes medios de guardería y vigilancia que en la mayoría de estas ocasiones, degeneran en conflictos con los excursionistas.

La ruta planificada originariamente discurría entre la Sierra de Los Yébenes y la del Castañar, ascendiendo por la ladera norte hasta el Collado de la Naciente y bajar por la ladera sur y tomar el camino de Marjaliza a Ventas con Peña Aguilera, que discurre por la base de esta ladera, hasta la altura del Collado de Valdepalacios, donde remontaríamos de nuevo la Sierra para retornar a la ladera Norte y cerrar la ruta de manera circular.

Esta ruta es especialmente conflictiva con los intereses de las fincas de la zona, a pesar de que en todo momento discurre por caminos públicos.Finalmente no ejecutamos esta planificación puesto que a última hora no pudieron asistir las personas más veteranas y curtidas en este tipo de situaciones del club Torozo, y por tanto se decidió realizar una ruta menos comprometida en lo que respecta a problemáticas de privacidad, pero similar en belleza, y por supuesto, en exigencia física (21Km con más de 600 mts de desnivel).

Así pues concretado el plan, montamos en los vehículos y efectuamos la aproximación a la nueva zona de inicio de ruta, la "Casa de Las Minas", circulando durante unos kilómetros por una pista en excelente estado. Este trayecto de aproximación pasa muy cerca de la llamada Torre Tolanca, una de las torres más antiguas de la comarca, de construcción hispano musulmana que puede datarse entre los siglos IX ó X.
Una vez llegados al punto de inicio y sin más dilación iniciamos la marcha en torno a las 8:35h tomando una pista que se dirigía con decisión hacia el Puerto de la Albarda. El inicio del camino va siempre hacia arriba pero muy suavemente, atravesando un bonito bosque mediterráneo de encinas, chaparros y enebros, algunos de ellos cubiertos por espectaculares capas de líquenes, que denotaban con su presencia la innegable calidad del aire que se respira en la zona.

La senda se va haciendo exigua a medida que se adentra en el bosque, creando unos pasos verdaderamente bonitos. Vamos tomando altura casi sin darnos cuenta, y cuando el camino se abre nos muestra una bonita perspectiva de la garganta por la que caminamos y las impresionantes pedrizas verde-azuladas que se encuentran en la ladera contraria del valle a la que nosotros llevamos. La última parte de la subida se endurece y rompe un poco el grupo, más por la agradable conversación que se va formando, que por la merma de fuerzas de los caminantes.

Coronamos el Puerto de la Albarda en torno a las 9:20h. Arriba en el collado disfrutamos de unas vistas espectaculares hacia la cara sur de la sierra con un magnífico paisaje de típica raña manchega y terreno adehesado. Si bien durante la subida disfrutamos de tiempo soleado, arriba en el collado apreciamos una densa capa de nubes localizada en la cara sur de la sierra, por debajo de nuestra altura, que nos adelantaba que en el descenso podríamos atravesar zonas con niebla.
También dominaba la vista, ligeramente hacia el Sureste, la presencia de un espectacular torreón sobre un pequeño cerrete de menor cota que el collado; lugar muy interesante del cual la cartografía que manejamos (SigPac 25.000 e IGN 50.000) no aporta ninguna referencia toponímica, y quizás por ello despierta aún mayor curiosidad. Aprovechamos estas fascinantes vista para parar durante cinco minutos y tomar el primer bocado de la mañana, ligerísimo, para continuar inmediatamente la marcha con decisión descendiendo por la ladera Sur.
El descenso lo realizamos por una senda bien marcada que discurre entre jaras y otras típicas especies de monte bajo, y que sortea con habilidad un entramado de pistas privadas para servicio de la finca, para ir a buscar el camino histórico de Marjaliza a Ventas con Peña Aguilera, y que discurre por la base de la ladera sur de esta sierra toledana.

A medida que perdemos altura la niebla y el frío hacen acto de presencia, mientras que el terreno también se va abriendo dejando paso a paisajes adehesados de encinas de gran belleza.

Al atravesar un ensanchamiento del camino sobre terreno muy arcilloso, aparecen numerosas charcas utilizadas por los jabalís para retozar, como así lo delatan las numerosas huellas que salen y entran de estos charcos. Este tramo desemboca en una gran balsa artificial, y a muy pocos metros una torreta que bien parece tratarse de un típico puesto de "espera" para fines cinegéticos. Allí mismo nos espera parado dentro de su vetusto "Montero" un individuo que nos ha acompañado en todo el descenso por el entramado de pistas alternativas. No saluda ni sale a nuestro encuentro, simplemente se limita a verificar que proseguimos nuestra marcha y nos alejamos de esta posición. Debían ser en este momento las 10:00h.
Continuamos la marcha entrando ahora en un terreno de bonitas y abiertas dehesas de encinas hasta llegar a la llamada Casa de las Salcedillas, en torno a las 10:40h. La gran explanada que se abre delante de la casa nos muestra un atroz espectáculo de numerosos despojos de animales de caza mayor (jabalís, corzos, ciervos, etc...) que como resultado de las monterías se han abandonado en este lugar. La única lectura positiva de esto pueden hacerla los buitres.

Tras el dantesco espectáculo proseguimos la marcha atravesando ahora una cancela que nos da acceso a una gran parcela arada en la que se ha borrado deliberadamente todo rastro del camino público que por aquí discurre, por lo que formamos fila india para intentar marcar la senda en la medida de lo posible. Superada la segunda cancela que delimita y da salida a esta finca, pronto llegamos a la Casa del Duende, donde hicimos una parada un poco más duradera y repusimos fuerzas de una manera un poco más adecuada, pero sin dar pie a grandes excesos con el tiempo de parada. No en vano debíamos afrontar ahora la subida hacia el Collado del Terrizo para remontar la ladera sur y cambiar de vertiente.
Así pues, tras la primera parada larga, proseguimos la marcha a las 11:10h buscando las primeras rampas que nos dejarían en el Collado del Terrizo. La subida empieza suave, entre chaparros y encinas que poco a poco van dejando paso a los arbustos de monte bajo y jaras. La pendiente se endurece a medida que se va ganando altura y a medio ascenso el grupo se rompe. De nuevo recuperamos el sol y el consiguiente aumento de temperatura, que unido al esfuerzo, hace que nos empiece a sobrar la manga larga.

Después de unos 45 minutos de marcha ascendente a ritmo muy vivo, coronamos el Terrizo a las 12:05h, donde paramos de nuevo para hacer la comida fuerte de la jornada. De nuevo desde lo alto del puerto pudimos disfrutar de extraordinarias vistas, esta vez hacia la vertiente Norte, donde se adivina un paisaje llano y de cultivo, más característico de la comarca manchega.
Tras 20 minutos de parada, proseguimos el descenso por la ladera Sur, primero por una amplia pista que discurre por un fabuloso robledal. Es muy llamativo observar como cambia la vegetación de una ladera a otra. Pronto la pista se convierte un cerrado zig-zag que nos brinda algunos pasos comprometidos por el terrible desnivel descendente que presentan. Un par de avezados ciclistas que paseaban por la zona levantan la admiración de los presentes por salvar estos peligrosos obstáculos a los mandos de sus monturas.

Finalizado el descenso en torno a las 13:00h, giramos en dirección Este para cerrar la ruta circular, caminando por una senda, bastante exigua en un principio, que evoluciona bordeando la base de la ladera Sur de la Sierra.

A medida que avanzamos la senda se va abriendo hasta desembocar en una bonita zona adehesada, en la que podemos encontrar alguna importante balsa de agua que alegra el paisaje, hasta llegar a las inmediaciones de la Casa de Rafael, muy cerca de la Casa de las Minas, punto de aparcamiento e inicio de la ruta, donde llegamos a las 14:05h, tras haber recorrido una distancia de 20,7 Kms.

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