domingo, 3 de agosto de 2008

De vacaciones a Eslovenia (Día 5): Porec (Croacia)

No quisimos dejar pasar la oportunidad que nos brindaba nuestras vacaciones en Eslovenia para visitar Croacia, y para ello elegimos como destino la cercana ciudad de Porec, a unos 50kms de Portoroz. Se trata de la ciudad croata más visitada de la Península de Istria, y la que tiene un mayor número de infraestructuras turísticas, si bien cabe destacar que el salto cualitativo que se observa, y generalmente hablando, el nivel de riqueza de Croacia, es apreciablemente inferior al que hemos percibido en Eslovenia.

El corto viaje entre Portoroz y Porec nos propicia atravesar parajes extraordinariamente interesantes, como las Salinas de Secovlje, grandísimas en extensión, y declaradas como Parque Natural en el año 2003, aquí se sigue manteniendo el proceso tradicional de extracción de la sal, desde hace más de 700 años.

También sorprende la intensa proliferación del viñedo en esta zona, tanto en territorio Esloveno como en el Croata, no en vano la península de Istria es la mayor productora de caldos de toda Croacia. La idoneidad de esta tierra para el cultivo de la vid ya fue descubierta y consecuentemente explotada por los Romanos, siendo la variedad Malvasía quizás la de producción más común en la actualidad, se trata de un vino blanco muy ligero y adecuado que tuvimos ocasión de degustar en varias ocasiones durante nuestra estancia en Eslovenia.

Dado que Croacia no forma parte de la UE, y la inercia que todavía queda patente de las tensiones producidas por los conflictos en la zona en un pasado reciente, el paso fronterizo entre Eslovenia y Croacia requiere de un doble control de identidad (Pasaporte o DNI) en ambos extremos, algo que ralentiza un poco el viaje, y que nos hace reflexionar sobre las ventajas de la pertenencia a la Unión en general, y de la flexibilidad de paso de personas entre los países miembros en particular.

A medida que nos adentramos en territorio Croata, sorprende gratamente el paisaje que se admira por su gran similitud a los parajes más típicos de España, tanto mediterráneos como interiores, con una orografía y vegetación que se nos manifiesta muy familiar.

Llegamos a Porec en torno a las 12:45h de este Domingo, 3 de Agosto del 2008, y una vez allí aparcamos en el gran parking (de pago) que encontramos en la misma entrada a la localidad. Tras cambiar algunos Euros por Kunas croatas, nos dirigimos hacia el centro de la ciudad para iniciar nuestra visita.

La calle Decumanus es la arteria principal de la localidad, y toda ella está flanqueada por edificios románicos y góticos, en su mayoría convertidos en cafés y boutiques. Algunas de sus fachadas y balcones datan de los siglos XIII a XIX. Sorprende también el bonito adoquinado de las calles, con grandes bloques de piedra blanca.

Existen numerosos restaurantes dispersos entre las calles de la localidad, cuyos empleados y propietarios no dudan en reclamar la atención del visitante para ofrecerle algún tipo de ventaja. Algo que sorprende es que casi todos los comerciantes de la zona hablan Castellano o al menos se defienden en nuestro idioma, y que estos rápidamente nos identifican como españoles, y no como italianos, como nos ocurría en Eslovenia.

Un breve paseo por la ciudad inmediatamente te descubre los numerosos vestigios de culturas ancestrales, como la romana o la bizantina, que desarrollaron con intensidad la zona.


Paramos a comer en un restaurante cercano a la zona portuaria, donde degustamos algunas variedades de pescado fresco, y donde también pudimos apreciar algunos indicios de las tensiones vividas en el país en tiempos recientes.

Proseguimos la marcha y nos paramos a visitar ahora el Complejo Episcopal de la Basílica Eufrasiana del centro de Porec, declara Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. Este conjunto está formado por la basílica, el atrio, el baptisterio y el palacio episcopal, elementos en los que hay importantes muestras del periodo bizantino.

En la basílica de Porec se pueden encontrar mosaicos del s.V y otros elementos pictóricos del s.VI.

En opinión de la UNESCO se trata de un notable ejemplo de la arquitectura del cristianismo temprano, establecido aquí desde el s. IV. Incendios, guerras y desastres naturales han obligado a realizar diversas reconstrucciones, aunque el conjunto mantiene intacta su esencia primigenia.

Y con la visita a este conjunto nos dimos por satisfechos con nuestra visita a Porec, y regresamos a Portoroz para descansar y relajarnos en las instalaciones del Terme and Wellness Palace, del Hotel Palace Portoroz, donde disfrutamos de una tarde en el Spa a base de baños termales y todo tipo de relajantes divertimentos acuáticos.

Después, un bonito paseo al anochecer por la zona de playa, con alguna reposada cerveza en el chiringuito habitual, a modo de despedida de tan excepcional viaje.

sábado, 2 de agosto de 2008

De vacaciones a Eslovenia (Día 4): Bled y Ljubljana

La pequeña ciudad de Bled, en la región de los Alpes Julianos, es otro de los atractivos turísticos ineludibles de una visita a Eslovenia. Conocida como la ciudad balneario, dispone de una oferta de excelente calidad en cuanto a este tipo de actividades de relax, una exquisita gastronomía y un sinfín de innumerables rincones y rutas de montaña que explorar y disfrutar.

La visita a Bled también nos depara la espectacular vista a otro de los lugares más fotografiados de Eslovenia. No en vano esta población se asienta en un lugar idílico, casi extraído de un cuento fantástico, a los pies del lago Bled, de cuyo centro surge una pequeña isla (Blejski Otok) sobre la que se levanta la Iglesia de la Asunción.

En lo alto de un cerro de mediana altura, colgando sobre la orilla del propio lago se encuentra el Castillo de Bled, del s.XI, y considerado como el más antiguo de Eslovenia.

Llegamos a Bled en torno a las 12:30h de este Sábado, 2 de Agosto de 2008, tras un viaje de algo menos de 200kms desde Portoroz, y tras aparcar en uno de los parkings (de pago) habilitados a orillas del lago, no dudamos en asomarnos a su orilla para dejarnos fascinar por las sublimes vistas a este conjunto. A estas horas numerosos bañistas se divertían en las cuidadas y preparadas zonas de baño habilitadas a tal efecto. También pudimos observar algunos botes que navegaban placenteramente por las tranquilas aguas del lago.

Muy pronto dimos con un puesto de alquiler de estas embarcaciones y no dudamos en guardar una pequeña espera para disponer de los dos botes que necesitábamos para lanzarnos a navegar.

Una vez con los botes a punto y todos perfectamente ubicados, Raquel y David en una pequeña barca de dos plazas, y Manín, Juan Carlos, Luís y yo en otra algo mayor, para cuatro ocupantes, comenzamos a remar dándonos de vez en cuando algún relevo para dirigirnos a las inmediaciones de la Isla central del Lago.

Rodeamos la isla y atracamos en un pequeño muelle, donde aprovechamos para darnos un baño antes de continuar. Allí tuvimos la ocasión de cambiar impresiones con otro grupo de españoles que también estaban de paso por la zona.

El tiempo de alquiler del bote pasaba rápido, así que después del baño sólo hubo tiempo para regresar al embarcadero.

Tras tomar una cerveza y unos bocadillos subimos brevemente a visitar la zona del castillo, desde donde se dominan unas excelentes vistas a todo el entorno de la ciudad y el lago.

No perdimos mucho más tiempo aquí puesto que deseábamos aprovechar el día y el viaje de regreso para hacer una parada en la capital de Eslovenia, Ljubljana, donde llegamos en torno a las 17:00h.

Esta ciudad, de menos de 300.000 habitantes, se muestra tranquila y afable para el paseante, con un centro histórico muy bonito y recogido, atravesado por una gran canal de agua por el que discurre el río Ljubljanica, y sobre el que se levantan numerosos puentes para facilitar el tránsito a ambos lados del río.

Domina las vistas sobre la ciudad el Castillo de Ljubliana, levantado sobre una colina a cuyos pies se desarrolla la ciudad. Este castillo está datado en el s. XII, aunque pudo existir aquí un asentamiento o Castrum Romano, y en general toda la zona que rodea al castillo guarda vestigios de haber sido habitada desde el año 1200 a.C. aproximadamente.

Otro de los edificios más representativos de la ciudad es la Universidad de Ljubliana, primero de los que visitamos puesto que aparcamos el vehículo a escasos metros del mismo.

En nuestro paseo por el centro, y tras cruzar el Puente Triple llegamos a la Plaza Preszeren, donde también tuvimos ocasión de admirar la Iglesia Franciscana de la Anunciación, con su característica fachada rosada.

En medio de la plaza había funcionando un curioso artilugio que lanzaba agua desde un aspersor en altura, simulando una zona de lluvia, invitando al visitante a entrar dentro de esta zona para conocer Ljubljana en sus condiciones meteorológicas más características.

Dimos por concluida la visita a la ciudad degustando un exquisito helado y nos pusimos en marcha para regresar a Portoroz. Decidimos volver pasando por la pequeña población de Lípica, famosa por sus caballerizas, y rodeada por bonitas dehesas acondicionadas para el paseo a caballo.

Continuamos nuestro regreso a Portoroz fuera de la autovía y adentrándonos por territorio italiano. A nuestro paso por la pequeña población de Basovizza pudimos comprobar que se encontraban en fiestas, por lo que no dudamos en parar y acercarnos a disfrutar con los vecinos de estos festejos.

Cabe destacar que el ambiente que nos encontramos fue totalmente similar a lo que podemos encontrar en cualquier población de España en fiestas. Había una orquesta amenizando la velada, y la gente bailaba alegremente temas versionados de rabiosa actualidad, mucho de ellos latinos.

Así mismo había varios chiringuitos sirviendo pinchos morunos, pollos, costillas asadas, y otras carnes a la brasa, y una gran multitud se dispersaba en un amplio parque acondicionado con merenderos habilitados para la ocasión.

No quisimos ser menos, por lo que no dudamos en compartir mesa con algunos de los vecinos mientras dábamos buena cuenta de tan exquisitas viandas. Un excepcional colofón a un intenso día.

viernes, 1 de agosto de 2008

De vacaciones a Eslovenia (Día 3): Cuevas de Skocjan y Castillo de Predjama

Las Cuevas de Skocjan, cerca de Divaca, son el único lugar de Eslovenia declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1986. La visita a estas monumentales formaciones kársticas no deja lugar a dudas del por qué de este singular reconocimiento.

Salimos muy temprano de Portoroz este Viernes 1 de Agosto de 2008, y tomamos la autopista A1, que muy rápidamente nos adentraba en el interior del país, en dirección a Postojna, una de las más importantes ciudades de la llamada zona Kárstica de Eslovenia, o Región del Karst, famosa por las colosales grutas y cuevas que horadan las entrañas de esta tierra, como la famosa gruta de Postojna, o las impresionantes cuevas de Skocjan.

No fue fácil llegar a Skocjan, la señalización no ayudaba mucho y tuvimos que dar algunas vueltas con el coche entre las pequeñas y bonitas pedanías y poblaciones salpicadas entre Divaca y Kozina, hasta que en el pequeño pueblo de Rodik, un amable paisano que cortaba y ordenaba cuidadosamente leña, nos indicó el camino correcto. No perdimos así mismo la ocasión de observar la presencia de un interesante restaurante en esta población, un poco apartada de los núcleos turísticos, y que nos anotamos convenientemente para regresar aquí a su debido momento.

Llegamos en torno a las 11:00h a la entrada de las famosas cuevas de Skocjan y el próximo pase guiado se daba a las 12:00h, por lo que tuvimos tiempo de tomarnos una cerveza en el agradable bar restaurante que allí había, para después dar un pequeño paseo hasta un bonito mirador donde disfrutamos de la impresionante vista del pueblo de Skocjan.

Destaca la torre de su iglesia sobresaliendo de un impresionante cerro que se levantaba sobre el profundo Valle Velika Dolina, por cuyo fondo discurría el río Reka, horadando este colosal macizo kárstico y formado impresionantes cavidades que daban acceso a la colosal cámara interior, que visitaríamos en breves momentos.

La visita comenzó puntual con un pequeño paseo que nos aproximó a la entrada a la cueva, creada artificialmente para facilitar el acceso del público. Tras una pequeña introducción por parte de la guía, nos adentramos en la cueva, de la que visitaríamos tan sólo los 2 km más representativos, de los casi 6 km totales de longitud que tiene la gruta.

Sorprende de esta primera parte de la visita las vistosas y bellas formaciones de estalactitas y estalagmitas, así como los pequeños estanques artificiales que los primeros exploradores que investigaron estos lugares fueron creando como depósito de agua tanto para beber como para utilizarla en la iluminaria de carburo.

A medida que la visita avanza entramos en cámaras cada vez más grandes y con impresionantes bóvedas; la visita guiada se hace muy amena por las pertinentes explicaciones que vamos recibiendo sobre cada particular formación o lugar de interés en la gruta.

El colofón a la visita se alcanza en el último tramo, donde accedemos a una colosal y fabulosa caverna de casi 100 metros de altura por cuyo fondo discurre el Río Reka. El paseo se desarrolla ahora por un sendero horadado en una de las paredes de esta impresionante caverna, iluminado tenuemente cada 20 o 30 metros, al cual se accede tras superar un puente levantado a unos 50 metros de altura sobre el río, cuyo paso depara intensas emociones.

A medida que se avanza el visitante va tomando conciencia de las verdaderas dimensiones de esta gruta, pudiendo observar a cada paso como el punto por el que accedimos a esta caverna se va haciendo más minúsculo, atrás en la lejanía.

La salida se realiza por un orificio en la roca también de notables dimensiones, y se continúa con un bonito paseo por el valle hacia un pequeño funicular, que nos devolvería rápidamente de nuevo al recinto de venta de entradas y punto de información.

Satisfechos e impresionados con la visita, nos dirigimos a la pequeña localidad de Rodik, donde llegamos en torno a las 14:30h, con intención de almorzar en el restaurante que habíamos descubierto con anterioridad, el Gostilna Mahorčič.

Cabe destacar la calidad gastronómica que disfrutamos en este lugar, a base de platos típicos Eslovenos, como el surtido de exquisitos quesos de esta tierra, alguno con un especial toque de trufa, el asado de carne de pierna de vaca, y la degustación de postres y licores típicos que con gran profesionalidad, servicio, y mejor precio, Martin puso a nuestra disposición.

Tras la comida nos dirigimos a la ciudad de Postojna, donde llegamos en torno a las 17:00h para visitar otros de los atractivos turísticos más importantes de Eslovenia, El Castillo de Predjama. Sin lugar a dudas este lugar es el protagonista de una de las fotografías más típicas del país que podemos encontrar en las guías de viaje.

El Castillo de Predjama (s.XII-XIII) se ubica custodiando la entrada de una espectacular caverna que da entrada a un complejo sistemas de grutas de cuatro niveles de profundidad, formadas por el paso del río Lokva. La fortaleza se levanta sobre una base a cuyos pies se descuelga un precipicio de 123 metros de altura.

La visita al castillo nos descubre su perfecta integración en el medio en que se encuentra, donde encontramos estancias edificadas al uso tradicional, y en otras ocasiones reaprovechando las cuevas y huecos naturales propiciadas por su ubicación.


La entrada a la enorme caverna que custodia se ha integrado de manera muy natural en la edificación, construyendo escalones sobre el suelo de roca viva y pasarelas que ayudan al avance, y habilitando en el techo de la gruta un curioso sistema de recogida natural de aguas.

Y con esta interesante visita dimos por concluida la tercera jornada de nuestro viaje, regresando a Portoroz para aprovechar el resto de la tarde y la noche tomando alguna cerveza y cenando en alguno de los recomendables restaurantes de esta localidad, como es el caso del restaurante Paco, donde disfrutamos de unos excelentes pescados frescos al horno y unos exquisitos calamares guisados.